¡Me gustaría dar la bienvenida al cambio de hora!
Mientras que muchos piensan que el cambio de hora nos deprime porque los días son más cortos, a mi me agrada, siempre hay que buscarle ese punto de belleza a las cosas.
Es una estación muy propicia para la melancolía y si sumamos la situación crítica que atravesamos, es normal que el número de depresiones hayan aumentado. Según la OMS, en el año 2020 la depresión será la segunda causa de incapacidad del mundo.
A mi me gusta definir al otoño como la muerte del verano, donde las hojas secas se transforman en abono para que broten en primavera y donde los días se visten pronto de noche para que nos retiremos a soñar ¡Qué falta nos hace!.
La lluvia del otoño es alegría y vida para el campo y por eso le dice el otoño al verano "Nos veremos pronto. Cuando estés cansado me llamas. y tomo el relevo. Para eso están los amigos".
Es una estación romántica, es un cambio de vientos nuevos pero lo bonito es que aunque se caigan las hojas de los árboles éstos siguen en pie.

De ser así ¡Qué vida más triste!.
Si no aprendemos nada de lo que está pasando, si nuestros hábitos siguen siendo los mismos, si no educamos a nuestros hijos en "otros valores" que no sea el puro consumismo, le daré la razón a Arturo Pérez Reverte cuando dijo que el mundo es un lugar peligroso.
Los "mecanismos de anestesia" del Gobierno no deberían comprarnos, porque salir de la recesión técnica no es salir de la crisis, al final es como salir de casa con paraguas por lo que (aún) pueda llover.
De momento, disfrutemos del otoño y de sus colores.
"Apaga el gris de tu vida y enciende los colores que llevas adentro" (Picasso).